martes, 18 de septiembre de 2012

NO OS VAIS A CREER LO QUE OCURRIÓ


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Un tibio sol de septiembre me despertó colándose por mi ventana. En la esquina de mi habitación, sobre una silla, estaban colocadas la ropa blanca, el pañuelico y la faja roja y una camiseta donde se podía leer el nombre de mi peña "El Capote". Estábamos en las fiestas de la Virgen de la Paz, hoy ya era el día del niño, tenia ganas de salir a la calle y jugar con mis amigos, pero al salir a la calle  notaba que algo no estaba en su lugar. Pero no conseguía averiguar que era, al llegar a la Plaza de los Fueros, me di cuenta que los gigantes habían cobrado vida. Estaban diciendo:
-Oye he pensado que deberíamos tener unas vacaciones- dijo la Reina Blanca.
-Pero que harán los niños de Cintruénigo que tanto nos quieren- le contestaba el Rey Blanco.
Mientras tanto los reyes negros decían:
-Mira he pensado que me quiero ir a Marruecos, que mis amigas dicen que es muy bonito- decía la reina.
-  ¡Pero que me dices! si tenemos que estar aquí bailando- repetía el rey tristemente.
Entonces me acerque y les dije que no pensaran si quiera en irse, su lugar era esta hermosa villa y aquí estarían toda su vida , y me quedé tan ancho.
Luego avergonzados vinieron a mi los cabezutes yo les dije que si querían ir a Nueva York o al Sahara.
Me dijeron que lo que querían eran unas porras como las de antes, de esas que eran una bola  pequeña pero si te dan te quedas clamando en el suelo . Yo  les dije que con esas porras los niños se asustarían mucho.
-Pero eso es lo que queremos ser cabezute es infernal- Me contestaron.
-Pero con las porras de ahora hacéis bastante daño - le contesté.
 Eso los consoló y asintieron .
Tenia la cabeza como un bombo así que decidí ir a las tómbolas , pero para cuando llegue todos los animales de peluche de las tómbolas cobraron vida.¡Parecía el  "Safari park"!
Lo que hice fue salir corriendo y fui al gigantón, los cuerpos de gigantes y cabezudos ya eran inertes. Entonces me pareció oír:
- me gustaría ir a Marruecos.  Miré hacia atrás pero lo  había dicho la señora de al lado ¡Menudo susto!


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