Un tibio sol de septiembre me despertó colándose por mi ventana. En la esquina de mi habitación, sobre una silla, estaban colocadas la ropa blanca, el pañuelico y la faja roja y una camiseta donde se podía leer el nombre de mi peña: EL TORORERO.
Este año empezaron las fiestas con un encierro de toros. Estábamos todos los amigos juntos con las camisetas del Tororero y, de repente, de una de las camisetas salió un toro ¡Nos pegamos un susto de muerte! El toro se quedó en medio del recorrido y empezó a hacer recortes a los demás toros, la gente se rió mucho y se lo pasó muy bien.
Al día siguiente fuimos a la plaza a ver una corrida de toros, estábamos todos sentados y de otra de las camisetas volvió a salir otro toro. Esta vez el toro se bajó por las escaleras, saltó el burladero cogió el capote y empezó a torear al torero¡oooleee!
Todos los días en el encierro y en la plaza salia un toro de una de las camisetas, pero el último día estábamos todos los amigos en la plaza de toros recortando a las vacas y de todas nuestras camisetas salieron los toros y empezaron a saludar a la gente.La peña El Tororero cogió a los toros en hombros y les dieron la vuelta al ruedo. Este año acabaron las fiestas como empezaron: con un encierro de toros.
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